POEMAS

SI UN DÍA DESPERTARA SIN PALABRAS

Si un día despertara sin palabras,

moriría de hambre o de tristeza.


No tengo nada más: la inútil vocación

de pensar y explicar lo que he pensado.

 

De Hijos de la bonanza


 

HIJOS DE LA BONANZA

Mi infancia son recuerdos de un piso a las afueras

y un huerto descuidado en la ventana;

mi juventud, veinte años de cuadernos de inglés. 


Conseguirás —dijeron—

mucho más que tus padres y sus padres:

estudia cuatro años y tendrás un trabajo,

trabaja y vivirás siempre tranquila;

trabaja y serás digna de un futuro.

Asentí, como todos —hijos de la bonanza—.


No atendimos a aquel presentimiento,

aquel olor a pólvora que asomaba en voz baja

como un eco de angustia a puertas de palacio.


De aquel país ajeno a las fronteras

solo guardo el recuerdo de la luz 

y una aversión a la palabra patria.


De Hijos de la bonanza


 

NO ERES TÚ 

No es la costumbre —ese taimado hito

de la muerte—. Tampoco

ir a las bodas sola o escapar

de un dormitorio ajeno los domingos;

menos aún hacer

la cena para dos y cenar uno.

No es ni siquiera

la espera solitaria en el dentista,

el ancho de la cama o este miedo

a no volver a amar —y ya es bastante—.


Porque no es el adiós,

ni la vida sin ti, ni tu recuerdo;

sino saber perdida 

a esa mujer que fui cuando te amaba.


De Hijos de la bonanza


 

PROCESO LITERARIO

Acudir a tertulias de santones.

Escribir en un par de suplementos.

Llevar una revista o ejercer

de antólogo imparcial de tus amigos.

Actualizar el blog semanalmente.

Estudiar al dedillo las teorías de Dámaso

y el diario de Jaime.

Presentarse a concursos. Negar haberlo hecho.

Twittear al premiado: "merecido,

qué ganas de leerlo".

Quedarse con las caras del jurado.

Hacer generación como quien hace

encaje de bolillos.

Mantener buenos términos con todos los poetas

y odiar terriblemente a un compañero

de tertulia o revista.

Enviar manuscritos. Negar haberlo hecho.

Suplicar por un prólogo o, al menos,

una contraportada.

Enviar un WhatsApp a todos tus amigos:

"El día ha llegado: mi libro ve la luz.

Os espero a las siete

en una librería. Me acompaña

un señor novelista o tertuliano."

Buscar el ángulo que muestre el gran

aforo del evento.

Invitar a café a un par de críticos.

Negar haberlo hecho.


¿Escribir un poema? Esa es la parte fácil.


De Hijos de la bonanza


 

EL CÍRCULO

La sábana escarchada de la arena

en tu mirar refleja el desgastado

recuerdo de otra aurora: el mar y el prado

testigos de pasión, la luna llena,


un cigarro, los gritos, tu melena,

su aliento de caballo desbocado;

de pronto, la tormenta del pasado

y tu rostro teñido por la pena.


Entonces, —sin ti— al paso de los años

un idilio fugaz en otra orilla,

una radio de fondo, el mismo tema;


el antiguo deseo, un gesto huraño,

los restos de salitre en mi mejilla,

la memoria del mar y este poema.


De Memorias del mar


 

LO CALLADO

De poco sirven ya los versos que no he escrito

—de nada si no fuera porque aún puedo

fingir que no te amé—.

 

Este querer desarreglado, el muro

entre mi pecho y la palabra, es hoy

el último bastión de la entereza.


De Memorias del mar