Víctor Peña Dacosta
Ediciones Liliputienses
Cáceres, 2016
Víctor Peña Dacosta (Plasencia, 1985) recientemente despidió su soltería. Este dato, que podría parecer irrelevante o incluso inadecuado al hablar de poesía, toma relevancia desde un primer momento en la última obra del placentino, Diario de un puretas recién casado. Pero el curioso título no solo habla del estado civil de su autor; la referencia a Juan Ramón Jiménez es también una declaración de intenciones, una nota aclaratoria: Peña Dacosta ha hecho los deberes.
Coloquial, cercana y sorprendente, así podría definirse esta última entrega. Nos ofrece otra mirada hacia hitos de las relaciones amorosas como los votos nupciales ("Prometo con los dedos rectos serle / fiel de palabra y obra y esconder un mínimo / las carpetas del porno (...) Prometo traerle flores de vez en cuando / acordarme alguna vez de alguna fecha / no meter cosas sin tapar en la nevera...") sin miedo a apelar a la flamenca de whatsapp, al porno o a los emoticonos. Peña Dacosta busca lo hermoso en la realidad en lugar de inventar un espacio idílico de amor y flores, trayéndonos a menudo a la memoria los versos de "Canción de aniversario" de Jaime Gil de Biedma: "la realidad -no demasiado hermosa- con sus inconvenientes de ser dos".
Resulta curiosa la fuerte relación entre el amor y la política que encontramos en Diario de un puretas recién casado, pasando por la lucha contra el heteropatriarcado desde los gestos románticos ("y paguemos a medias, vida mía / acabemos juntos con tantos siglos / de opresivo patriarcado") o la comparación del "sacrificio conjunto" del amor con el comunismo ("Pero con ciertas garantías de éxito"), pasando por una de las mejores composiciones: "Si se puede...".
Aunque entre preparativos de boda y gestos de amor, el placentino también encuentra hueco para, sin abandonar nunca su característico humor, relatar los cambios de la madurez ("...supongo / que existe un yo distinto / en otra dimensión sin extra de queso"), y también a aquellas cosas que nunca parecen cambiar ("Me levanto como cuando estaba / soltero: empalmado pero jodido / de la nariz y la vida, cansado / de mi cuerpo y la lucha diaria / con los niños y la almohada").
SI SE PUEDE...
Sin más armas ni bandera
que mi pantalón de pinza negro
y mi polo pijo y rojo, reivindico
un anarquismo mainstream
en pos de la centralidad.